Los himnos nacionales de cada país pueden contener palabras en desuso o frases formuladas de forma poco actual.
La mayoría de los himnos nacionales latinoamericanos se escribieron en el siglo XIX, sus letras, pueden prestarse a malinterpretaciones como los Masiosares del Himno Nacional Mexicano.
Las realidades se crean a partir del lenguaje, corregir a alguien al momento de hablar o al equivocarse, no es signo de humillación, sino de ayuda para mejorar el habla. El mundo en el que vivimos se entiende o se malinterpreta en función de nuestro nivel de vocabulario.
La buena noticia para todos, es que hablar, y escribir, correctamente es gratis, sólo se necesita un poco de inversión temporal, puesto que la forma en que nos expresemos, determinará la forma en que seremos escuchados.
El Himno Nacional Mexicano fue presentado en 1853 por el entonces presidente de México: Antonio López de Santa Anna, quien lanzó una convocatoria para seleccionar, de entre varias proposiciones, al que se convertiría en uno de los símbolos de la identidad nacional. En 1853, Francisco González Bocanegra ganó el concurso de letra.
Para 1854, el músico, Jaime Nunó, compuso la melodía del Himno Nacional. Los dos intérpretes fueron los ganadores de dicho concurso, uno por la letra, el otro por la música.
Las bromas y los Memes no se hacen esperar duranta las fiestas patrias, porque varios compatriotas han confundido la frase "mas si osare un extraño enemigo", es decir "pero si algún extraño enemigo se atreviese", con "Masiosare" como si fuese un nombre y se tratase de una persona.
La confusión no tiene clase social, es simplemente un desconocimiento total o parcial de nuestra lengua, que como decíamos más arriba, viene del orgullo de no querer ser corregido, o de la pereza de no querer investigar.
[...] Mas si osare un extraño enemigo, Profanar con su planta tu suelo, Piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo Un soldado en cada hijo te dio
El problema en nuestro país no es únicamente con Masiosare, el problema reside en repetir frases o palabras que la mayoría dice, sin cuestionarse del sentido correcto o incorrecto de las mismas. Por ejemplo,
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